La reflexión del domingo

La reflexión de hoy se hace oración...

Agradecer. Gracias por el sol que me abre a un nuevo día. Gracias por el día, que está lleno de personas. Gracias por las personas, que están llenas de sentimientos. Gracias por la alegría del encuentro con la familia, los amigos, la comunidad de mis parroquias, los que conoceré por primera vez, los que no quieren saber nada de mi, los que no piensan como yo... Gracias por las tristezas, las mías propias y las de los demás, porque me recuerdan que seguimos vivos, aunque no nos gusten. Gracias por la determinación que nos das para acabar con esas tristezas. Gracias por ti, Señor, por ser mi luz, nuestra luz, por iluminar nuestras tinieblas, por renovar nuestras vidas. Gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia, porque nos permites acercarnos a ti en los hermanos que sufren. Gracias por la paz que me das cuando estoy contrariado, por el amor que viertes en mi cuando me siento solo, por la sabiduría que me ofreces para reconocer mis pecados. Gracias por darnos a tu Hijo, que nos ayuda cada día a orientar la mirada persiguiendo el Reino, que nos acompaña cuando nos encontramos con la cruz, que nos conduce a la verdad y la vida. Gracias por tu Espíritu, que nos ayuda a conocer la verdad de Jesús, nuestra propia verdad, la verdad de este mundo. Gracias, Señor, por mantenerme contigo a pesar de mis infidelidades. Tú paciencia es infinita. Gracias por hacerme sensible a las personas que sufren: al rico que lo tiene todo y se siente vacío, al emigrante al que muchos rechazan como si fuera apestado, al adolescente perdido en su búsqueda, al enfermo al que también se le debilita el alma, al trabajador que no llega para mantener a su familia, a las víctimas de la guerra, a las víctimas de la trata, a todas las víctimas. Contigo no importan los partidismos, no importan las ideologías, importan las personas. ¿Cómo no voy a darte las gracias? Eres lo más puro de este mundo. Sin ti estoy perdido

José Carlos

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