La reflexión del domingo

Os dejamos la reflexión de José Carlos

Hay algo común entre el evangelio y los intereses de este mundo. En el evangelio de este domingo, Jesús nos descubre qué es. Es la previsión, el análisis delo que somos, lo que tenemos, lo que hacemos para alcanzar nuestros objetivos. Cuando el ser humano improvisa, fácilmente cae en el abandono de lo que está buscando. La improvisación no nos lleva a ninguna meta. Si un corredor no se prepara antes, sus resultados serán nefastos. Los reyes de este mundo hacen torres. Se necesita mucho dinero para terminarlas. Todas las ciudades importantes de hoy tienen sus rascacielos donde el poder financiero se asienta y se exhibe. Los poderosos reyes de este mundo han despertado el interés por la guerra. Ellos echarán sus cálculos, como dice el evangelio. Si improvisan, perderán la guerra.

De la misma manera, si improvisamos, perderemos el Reino. Jesús nos advierte: para seguirle, hay que deshacerse antes de las trabas familiares, o lo que es lo mismo, poner a la familia detrás del evangelio. Es antes la verdad que la familia. Es antes la paz y la justicia que nuestros seres queridos. Los poderosos de este mundo construyen torres que cuestan mucho dinero. Pero para construir el Reino hay que renunciar a todos los bienes. El afán por el dinero construirá rascacielos, pero destruirá el Reino de Dios, porque el dinero, utilizado de forma desmedida, provoca disputas y guerras, asegura divisiones y rupturas, genera desigualdad, ignora a los más pobres. Los reyes ( o presidentes) que hacen la guerra, tienen que formar un gran ejército si quieren ganarla, proveerse de armas (mejor si son nucleares), bombardear territorios, masacrar al enemigo, aunque se provoquen genocidios, como vemos hoy. O se preparan, o pierden. Los reyes de de Jesús, sus seguidores humildes, también tienen que estar preparados, muy preparados para la paz, hasta el punto de cargar con la cruz, que es lo mismo que decir que están dispuestos a sufrir para mantenerse fieles al Evangelio, al Padre, que nos quiere hermanos. Hemos de estar preparados, porque si improvisamos nos quedamos sin aceite, sin luz, como las diez vírgenes del evangelio. Si la luz de Cristo no nos alumbra, cuando llega la oscuridad, nos apuntamos a las guerras, a los dineros que construyen torres; nos subimos a nuestra torre, para ver la vida desde arriba, no desde abajo como Jesús. Los grandes de este mundo no dejan nada a la improvisación, calculan todo, miden las consecuencias de sus acciones... Saben muy bien lo que hacen antes de dar pasos arriesgados. ¿Sabemos los cristianos dónde nos hemos metido? ¿O vivimos la fe como una tapadera postiza que disimula la construcción de nuestras torres, que enmascara nuestras propias guerras? Para seguir a Jesús habrá que renunciar a muchas cosas, pero ¡qué libres somos!



José Carlos

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