La reflexión del domingo
Os dejamos la reflexión de José Carlos en la solemnidad de la Ascensión del Señor
El comentario de nuestro párroco:
Con la ascensión de Jesús se ha completado el camino. Un camino descendente. Siendo Dios, Jesús, se ha hecho hombre, despojándose de su riqueza para compartir nuestra pobreza. Ni siquiera encontró un lugar en la posada; ni con dinero podía comprar un habitáculo para nacer. Nació en los márgenes, se relacionó con los que estaban fuera de la ciudad, como los leprosos; siendo el Señor, se quitó el manto para hacer lo que los esclavos hacen: lavar los pies de los peregrinos que llegan a la casa. Se relacionó con los pecadores y puso en jaque a las autoridades religiosas que no entendían al Dios que anunciaba. Por último se despojó de su vida, entregada por amor, sufriendo la muerte reservada a los criminales y bandidos. No podía descender más abajo en ese camino. Pero aún no había llegado a la meta, puesto que el camino comenzó a subir en el momento en el que el Padre lo resucitó y lo sentó a su derecha. Ahí culmina su andadura: en la gloria del Padre.
Este camino es un modelo para los que deseamos seguir a Jesús. La gloria no se alcanza con la fama, ni con el poder, ni con las riquezas... Esas cosas son de este mundo. La gloria de Dios se alcanza siguiendo los pasos de Jesús que desciende a los márgenes, que se entrega por amor, que vive las bienaventuranzas... Se alcanza la gloria en la pobreza, en el trabajo incansable por la justicia y la paz, en la mansedumbre; incluso en las persecuciones y sinsabores que todo esto acarrea. Lo curioso es que esa gloria es una promesa futura de la que nos tenemos que fiar. Pero una vez que te has fiado te das cuenta de que esa promesa ya se está realizando hoy. Y la gloria se empieza a gustar aquí, en el seguimiento diario, en el trabajo desinteresado por el Reino. Se evidencia una paradoja: ya hemos llegado y aún no hemos llegado, pero llegaremos.
José Carlos
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