La reflexión del domingo
Os dejamos la reflexión que nos regala José Carlos sobre el Evangelio del día. Sin duda, una lectura que no llevará mucho tiempo. ¡Aprovéchala y disfrútala!
Recuerda, hoy ya estamos en el cuarto domingo de Cuaresma, domingo Laetare, domingo de la alegría. Si te apetece leer el Evangelio del día, puedes hacerlo pinchando aquí
Hoy se nos regala una de las parábolas más hermosas del evangelio, la del hijo pródigo, que mejor podía llamarse la del Padre misericordioso.
Esta parábola nos ayuda a entender la imagen del Dios de Jesús. Es un Padre que está a la espera de todos los que se equivocan en su vida, de aquellos a quienes todo el mundo mira mal. Un Dios preocupado por todos sus hijos
Un Dios que se olvida de todo rigorismo para volcarse en el amor a sus hijos.
Hay muchas personas que se miran a si mismas con crudeza, porque piensan que Dios les va a castigar. Si se miraran con los ojos de Dios descubrirían que hay mucho amor hacia ellos en su mirada. Hay otras personas, en cambio, que se miran a si mismas con mucha indulgencia, pero juzgan con desprecio los errores de los demás, igual que el hijo mayor de la parábola. También a ellas va dirigido el mensaje de la parábola: mira con los ojos del Padre, así serás capaz de perdonar los pecados ajenos.
La realidad, si somos honestos, es que nos cuesta descubrir un Dios como el de esta parábola. No queremos despegarnos de esa imagen del Dios justiciero, el Dios que castiga por los pecados cometidos...
La indulgencia de Dios comienza cuando el hijo menor se va de casa. El Padre no se lo impide, porque quiere libres a todos sus hijos, aunque vea que se van a estrellar.
Esta parábola tiene muchas lecturas. Una de ellas atañe a nuestro mundo, que está volviendo a justificar las miradas de odio hacia los vulnerables, miradas excluyentes para los que se equivocan, miradas justicieras para los que hemos decidido que son malos...
Me quedo con la acogida que Dios nos da a todos, seamos de cualquier raza o condición; con el abrazo cuando regresas; con la espera persistente del hijo que se ha ido; con la alergia desbordante del encuentro ...
Por eso valoro mucho a los que recapacitan, a los que algún día se encuentran a si mismos, a los que trabajan por los derechos humanos, a los que se comprometen por un mundo más inclusivo, a los que trabajan por la paz, a los que buscan un mundo con menos desigualdades, a los que acogen a sus hermanos más pequeños, a los que creen en un Dios misericordioso. El ha sido indulgente conmigo. Ojalá me ayude para tener indulgencia con mis hermanos.
José Carlos
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